La elección de los héroes

De Tempus Belli
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

Tras las primeras eras de la tierra, muchos fueron los intentos de los hermanos por demostrar cuál de sus personalidades era la mas optima para el desarrollo de cada una de las razas creadas.

Todo esto no tardó en generar problemas, debido a las fuertes personalidades de los custodes y en cierto momento (Colapso Cretácico), Polarus se vio obligado a interceder y limitar las acciones de sus hijos.

A partir de ese momento, sus hijos sólo tendrán permiso para interceder en una única especie y ya jamás volverían a tener plena disponibilidad del poder de padre ni se les permitirá luchar con sus poderes en la tierra. Para ello, deberían emplear sus fuerzas en influir a la humanidad y su propia creación les librara sus batallas, de modo que, si su contribución era tan buena como defendían, les garantizará la próxima victoria en el siguiente Tempus Belli.

Tras esto, los hermanos se esforzaron como nunca antes lo habían hecho, ya que sus elecciones determinarían el futuro de todo. Comenzaron a estudiar los seres de la tierra y sólo elegían a quien de verdad era apto, pero… ¿cómo iban a librar esos seres mortales sus batallas? Esto les abrió nuevos retos, ya que un ser mortal no podía defender sus ideales de manera indefinida y, además, padre les había prohibido usar la tierra como campo de batalla.

Así que, pese a que cada uno tenía su propia casa (o constelación), Polarus creo Aster, un lugar neutral en el que ninguno tendría poder sobre otros, donde la neutralidad era la mayor ley y en el que se librarían las futuras batallas...pero ¿qué pasaba con los luchadores?

De nuevo acudieron a padre para pedir permiso y salvar a quienes lo merecieran del pozo de almas, convirtiéndolos en seres dignos de vivir en sus constelaciones de manera infinita o incluso en el propio Aster.

A estos humanos se les concedería la vida eterna, la posesión infinita de su alma y dado que era algo de lo que eran merecedores, sería a cambio de su esfuerzo, ya que se consideraría que habían ganado la eternidad como premio. Una vez en Aster, se les daría la libertad de elegir posicionarse de parte de su custode, de cualquier otro hermano o simplemente de disfrutar de la merecida vida eterna.

La elección de un custode para un humano no se basa en que sea alguien excepcional en un campo referente a la personalidad de dicho custode, sino que, durante su vida, haya realizado algún acto relevante o digno de la esencia que se usó para la creación de su alma. Si cualquier custode ve eso en un ser humano, avisara a uno de sus emisarios (Muertes) para que lo recoja cuando sea su momento y nunca antes para regalarle el don de la eternidad.