Masau

De Tempus Belli
Revisión del 23:08 1 mar 2019 de Bea (discusión | contribuciones)
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Masau en el Limbo

Masau es el señor de la muerte en la mitología Hopi, pero a menudo se representa como una figura benigna e incluso humorística. En la creación épica Hopi, Masau es un héroe cultural que enseñó a los Hopis las artes de la agricultura y les advirtió sobre los peligros del mundo. En otras leyendas, desempeña el papel de un embaucador muy terrenal que persigue a las mujeres y comete errores torpes. Estas historias divertidas y escandalosas hacen de Masau una figura más atractiva y accesible. Aunque sus aspectos pueden ser aterradores, Masau es generalmente considerado como un gran amigo de la humanidad, en quien se puede confiar para cuidar de la gente Hopi en la vida después de la muerte. Masau no habla, pero cuando necesita comunicarse, lo hace mentalmente.

Ofrendas: Huesos, plumas, animales, semillas, bailes en hogueras.









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Masau es creado

Cuando Masau fue creado, se le nombró vigilante y protector del Tercer Mundo, es decir la tierra física. Sus habitantes vivían debajo de la tierra y todo estaba en oscuridad absoluta, se movían sujetándose unos a otros para saber dónde estaban, tenían frío y las cosechas no crecían. Un día, alguien salió de las cuevas en busca de la escasa madera y vio a lo lejos una luz, trató de caminar hacia ella pero terminó exhausto y pereció. Más tarde se envió a otro que tuvo más suerte y, al llegar, descubrió un campo donde crecían mazorcas de maíz, judías, sandías... la plantación estaba rodeada de fuego que era alimentado por madera. Debido a que la tierra estaba caliente, las plantas podían crecer. La mirada del explorador siguió un camino de pisadas bastante grandes hasta el centro de las plantaciones, donde se encontraba una extraña figura, que lo aterró. Al volver con su pueblo, explicó lo que había visto al jefe de la tribu y éste decidió tener un acercamiento ceremonial. Decidieron que irían con la pipa ceremonial y las coronas de plumas. El jefe pidió voluntarios y cuatro hombres valientes se ofrecieron. Marcharon con ofrendas, guiándose sólo por la tenue luz que veían al fondo, estaban muy asustados. Según se acercaban, vislumbraron una figura que se hallaba sentada mirando el fuego mientras les daba la espalda. Su cabeza era grande y sin pelo. Cuanto más se acercaban, más miedo tenían, pero él no apartó su mirada del fuego, así que le llamaron y le preguntaron quién era, pero la figura no respondió. Hicieron esto 4 veces (El 4 es un número sagrado y mágico para los Hopi, si a alguien se le pregunta algo 4 veces, está obligado a responder) y entonces él respondió. Dijo que estaba sorprendido de ver que alguien llegara al fuego, pues nadie se había acercado a él antes. Numerosas conversaciones se sucedieron y el pueblo Hopi quiso aprender a cultivar y a dominar el fuego para poder sobrevivir. Masau accedió a enseñarles y éstos le aceptaron como un líder. El pueblo Hopi sufrió mucho, exploró la tierra en busca de madera y campos de cultivo, escaló montañas y caminó valles, muchos murieron en este tiempo. Después de todo este esfuerzo, su pueblo le aclamaba, los campos crecían y los nativos ya no vivían bajo tierra. Esto le hizo sentirse muy grande, tanto que comenzó a volverse egoísta. Quería más poder, ocupar más territorio y establecer aún más cultivos. Su gente necesitaba expandirse más allá de los límites establecidos, su gente necesitaba liberarse. Comenzó un camino de fuego y llamas, en dirección a su Creador, Taiowa. Y lo encontró en su trono descansando con el cuerpo rendido, pero la mirada fija en el horizonte. Masau expuso sus convicciones, pero Taiowa parecía no escucharle. Le dijo cómo los Hopi habían sufrido y muerto para fortalecerse, como se sacrificaron para conseguir ir más allá de los límites pero el creador parecía ausente… Masau continuó con lo que había logrado, cómo había enseñado el fuego y el cultivo a la gente que le adoraba y cómo tenía una responsabilidad con ellos. Masau empezó a enfurecerse, ¿Cómo adoraban todos a Taiowa si no había movido un dedo por su pueblo? ¿Cómo podía permanecer impasible ante él? Él lo haría mucho mejor sin duda, permitiría a todos ser libres y no conocer límite alguno, él debía tener su poder, debía liberar a su pueblo…





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De su bolsa de semillas sacó un punzón que usaba para ahondar las semillas en la tierra y lo alzó firmemente hacia su creador. Sin pensarlo más, bajó el puño con toda su fuerza y su brazo se paró, la mano de Taiowa sujetaba su brazo y el puñal se deshacía en polvo. Taiowa le miraba fijamente.

Hubo un silencio y, acto seguido, el cuerpo de Masau comenzó a arder y a caer violentamente.

“Te has vuelto codicioso y egoísta” - Habló Taiowa “A partir de ahora me servirás en el reino de los muertos, guiarás las almas de los caídos por toda la eternidad”

Los habitantes miraron al cielo, una fuerte llama caía hacia la tierra, consumiéndose en desesperación, los Hopi sabían que Masau no regresaría.








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Masau, El vigilante

Una leyenda Hopi.

“Tengo algo más que deciros antes de dejaros” - Sótuknang le dijo a la gente que estaba en su refugio. “El nombre de este Cuarto Mundo es Túwaqachi” dijo, “el Mundo Completo”. “Descubriréis el por qué. No es todo bello y fácil como los anteriores. Tiene altura y profundidad, calor y frío, belleza y esterilidad: lo tiene todo para que elijáis. Vuestras decisiones determinarán si esta vez podéis llevar a cabo el plan de la creación en él o si, al tiempo, debe ser destruido también.” “Ahora os separaréis y tomaréis diferentes caminos para reclamar toda la tierra para el Creador. Cada grupo de vosotros seguirá a su propia estrella hasta que esta se pare. Ahí os asentaréis. Ahora debo irme, pero tendréis ayuda de las deidades apropiadas, de vuestros buenos espíritus. Solo dejad vuestras puertas abiertas y recordad siempre lo que os he dicho.” Entonces desapareció.








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La gente comenzó a moverse lentamente de la orilla hacia la tierra, cuando oyeron el ruido sordo de nuevo. Miraron alrededor, vieron a un hombre alto y preguntaron, “¿Eres tú el que ha estado haciendo esos ruidos que hemos oído?”. “Sí, los he hecho para ayudaros a encontrar el camino hasta aquí. ¿No me reconocéis?” - su voz resonó dentro de sus cabezas, “Mi nombre es Masau. Soy el vigilante, el guardián y protector de esta tierra.” La gente reconoció a Masau. Había sido nombrado vigilante del Tercer Mundo, pero se volvió egoísta, había perdido su humildad ante el Creador. Siendo un espíritu, él no podía morir, por lo que Taiowa le quitó su título y le nombró deidad de la muerte y el inframundo. Este nuevo trabajo no fue tan agradable como el anterior. Luego, cuando el tercer mundo estaba destruido, Taiowa decidió darle otra oportunidad, ya que tenía al pueblo de su parte, lo nombró guardián y protector del Cuarto Mundo, como su vigilante.









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Fue el primer ser que habían visto aquí y le fueron muy respetuosos. “¿Nos darías permiso para vivir en esta tierra?” preguntaron. “Sí, daré mi permiso como propietario de esta tierra” dijo. “¿Serás nuestro líder?” preguntaron después. “No”, respondió Masau. “Uno más grande que yo os ha dado un plan que cumplir primero. Las partes anteriores del mundo fueron empujadas bajo el agua, esta nueva tierra fue empujada en el medio para convertirse en la columna vertebral de la tierra. Ahora estáis de pie en su vertiente occidental, pero aún no habéis hecho vuestra peregrinación. Aún no habéis seguido las estrellas hasta el lugar donde os encontraréis y os asentaréis. Debéis hacer esto antes de que pueda convertirme en vuestro líder. Pero si volvéis al mal camino de nuevo, os quitaré la tierra, porque soy su guardián, vigilante y protector.” “Al norte,” continuó, “encontraréis frío y hielo. Ese es el final de esta tierra, y aquellos que vienen a través de ahí, lo hacen sin mi consentimiento. Id ahora y reclamad la tierra con mi permiso” Cuando Masau desapareció, la gente se dividió en grupos y clanes para comenzar sus peregrinaciones. “Que todos nos volvamos a encontrar” se dijeron entre ellos. Así es como comenzó todo en este nuestro actual Cuarto Mundo. Como sabemos, su nombre es Túwaqachi, el Mundo Completo. Su orientación norte, su color sikyangpu (blanco amarillento). Los jefes aquí son el árbol kneumapee (enebro), el pájaro mongwau (búho), el animal tohapko (león de montaña), y el mineral mixto sikyápala.









Enlaces de interés

https://followhopejamieson.wordpress.com/2012/04/23/hopi-snake-dance/

http://library.la84.org/SportsLibrary/Outing/Volume_36/outXXXVI03/outXXXVI03p.pdf