Seres mágicos y mundo de seres mágicos

De Tempus Belli
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Tras el colapso cretácico, Polarus castigó a sus hijos y solo les permite influir en una sola especie y siguiendo una misma línea evolutiva.

Los Custodes cumplieron la voluntad de padre, pero su imaginación y su curiosidad, sumadas a sus inquietas personalidades terminaron por encontrar la manera de saltarse las reglas de padre.

Del mismo modo que crearon la tierra en su momento con el permiso y la esencia de Polarus, esta vez usaron sus propias esencias para crear cada uno un planeta en sus propias constelaciones.

Allí han dado rienda suelta a sus más disparatadas ideas, creando seres desde celestiales hasta terroríficos.

Cuando padre descubrió todo, enfureció enormemente pero su amor por la vida le impidió destruir lo que sus descuidados hijos ya habían creado y la medida que tomó fue cerrar esos mundos para que no se mezclaran con los humanos y de algún modo protegerlos a ambos.

Los seres mágicos pronto se cansaron de su encierro y no tenían suficiente con campar por Aster. Cuanto más conocian sobre los humanos que allí llegan, más les apetecía mezclarse con ellos, así que raudos desarrollaron triquiñuelas para colarse siempre que tienen ocasión en la Tierra, ya sea por alguno de los portales que comunican ambos mundos o adhiriéndose cual rémoras a los Custodes o muertes cuando viajan de un lugar a otro.

La visita de estos seres siempre causa gran estupor en la tierra y da lugar a la creación de todo tipo de leyendas y fantasías; en ocasiones han sabido ocultarse tan bien que han llegado a formarse mitologías en torno a su estancia.